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lunes, 10 de diciembre de 2012

CURIOSIDADES -88-

"La epatante embajada española"



En 1660, el Príncipe Claude-Lamoral de Ligne (1618-1679), Grande de España y gran señor belga perteneciente a una de las más importantes casas de la alta aristocracia europea, se ve nombrado por el rey Felipe IV embajador extraordinario de España en la corte de Saint-James, para presentar las felicitaciones de su soberano al recién proclamado rey Carlos II de Inglaterra.

Muy amigo de la fastuosidad y del boato, el Príncipe de Ligne pondrá todos los medios a su alcance para hacerse un digno representante de la grandeza española, aunque su prestigio no sea más que el pálido reflejo del orgulloso imperio fundado por Carlos V, caído en la más alarmante decadencia. Para ello, llevará consigo a 15 gentileshombres, 12 criados, 2 limosneros, 3 secretarios, 1 médico, 1 intendente, 5 ayudas de cámara, 1 tañedor de laúd, 12 pajes, 4 trompetas, 24 lacayos, 8 cocheros, 20 palafraneros, 20 oficiales de su casa, 14 carrozas y 280 caballos.



El 17 de agosto de 1660, el Príncipe de Ligne y su numeroso séquito embarcaron a bordo de dos grandes navíos en el puerto de Ostende, para cruzar el Canal de la Manga. Al día siguiente, el embajador de Su Católica Majestad es saludado en nombre del rey Carlos II en la desembocadura del Támesis. Desembarca en Londres bajo unas ensordecedoras salvas de la artillería de la Torre. Su fastuosa embajada londinense sería largamente recordada por su magnificencia e inmortalizada por el pintor Du Chastel en un lienzo destinado a conmemorar su misión diplomática, y a ser colgado en el Salón de Embajadores de su castillo de Beloeil.



El Príncipe de Ligne sería recibido varias veces por Carlos II de Inglaterra en audiencias públicas y privadas. Tras una dispendiosa estancia de un mes, el diplomático abandonará Londres para volver a los Países-Bajos Españoles.

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