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jueves, 8 de noviembre de 2012

GOLOVKIN o el embajador aburrido

Detalle del retrato del Conde Andrei Ivanovich Ostermann (1686-1747), Vice-Canciller Imperial de Rusia entre 1734 y 1740.
 
Sin novedades, Excelencia.

El recién llegado embajador de Rusia en la corte del rey Carlos VII de Nápoles, el Conde Feodor Golovkin, creía empezar con mal pie en su misión diplomática; por mucho que se devanara los sesos para juntar el material suficiente con el fin de redactar un primer correo y enviarlo a su superior, nada se presentaba; los asuntos napolitanos eran de una monotonía y de una tranquilidad desesperantes... Finalmente, se señala una fragata inglesa en aguas napolitanas. He aqui un tema para su primer informe. Anuncia la aparición de la fragata. En su segundo correo, la fragata leva anclas para Sicilia. En su tercer informe, la mencionada fragata había cambiado de curso para ir de crucero, y así sucesivamente. Al sexto correo, notando el ridículo de sus frívolos informes, el embajador termina familiarmente su carta al vice-canciller imperial, Conde Ostermann, en estos términos:

"En cuanto a la fragata, que se vaya al diablo, ya no me interesa ni os hablaré más de ella. El navío La Partenopea ha finalmente salido del puerto para unirse a la flota inglesa y estoy sumamente encantado ya que, desde que me encuentro en Nápoles, no he parado de decir por escrito a Vuestra Excelencia: se va y no se va, cosa que resulta nada interesante ni para Ella ni para mi."

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