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lunes, 5 de noviembre de 2012

EL PALACIO REAL DE BERLÍN: muerte y resurrección



El palacio real de Berlín, que fue la principal residencia y sede de la monarquía prusiana desde el siglo XV hasta inicios del siglo XX, debió principalmente su aspecto y ordenación definitiva al arquitecto barroco Andreas Schlüter (1664-1714). Schlüter dio cuerpo al deseo del entonces Elector Federico III de Brandenburgo de tener un palacio a la medida de sus expectativas en el corazón mismo de la capital, que reemplazase la vetusta residencia de sus antecesores en la que se entremezclaban añadidos y ampliaciones de diferentes estilos y épocas. Las obras iniciadas en 1699, se darían por terminadas en 1706.

 
Grabado de 1702 que representa el Palacio Real de Berlín construído para Federico I de Prusia por Andreas Schlüter. / Abajo, otro grabado que presenta el palacio en 1760, reinando Federico II "el Grande".
 
 


De palacio electoral y ducal pasó a ser real en 1701 cuando Federico III de Brandenburgo se convirtió en el primer "rey en Prusia", por gracia del Emperador Carlos VI de Austria y en agradecimiento por su apoyo en el conflicto europeo que se estaba fraguando tras el ascenso al trono español del nieto de Luis XIV de Francia. Bajo Federico I y su hijo Federico-Guillermo I "el rey-sargento", el Stadtschloss de Berlín fue ampliándose hasta tener unos 85.000 metros cuadrados de extensión, bajo la batuta de los arquitectos Johann Friedrich Eosander von Goethe y Martin Heinrich Böhme. El palacio, dotado de tres plantas, evolucionó alrededor de dos patios interiores y albergó, además de la residencia real, los despachos de la alta administración prusiana. En 1850, los últimos retoques finalizan con la construcción de la enorme cúpula que corona la capilla palatina, reinando Federico-Guillermo IV.

La Gran Guerra de 1914-1918, sentencia no sólo las ambiciones imperialistas del káiser Guillermo II y su hegemonía europea, sino que decreta su abdicación y el exilio de la dinastía de Hohenzollern. En noviembre de 1918, tras su renuncia formal, el último rey-emperador abandona los muros del palacio real para encontrar asilo en Holanda y, desde sus balcones, se proclama la Iª República Socialista Libre Alemana que, luego, sería conocida como República de Weimar.



Con la IIª Guerra Mundial y los bombardeos incendiarios de la RAF sobre Berlín, parte del palacio real es arrasado y convertido en ruinas. Cinco años después de la capitulación del IIIer Reich, en 1950, todo el vasto edificio es reducido a escombros y reemplazado por un palacio hecho de acero, cristal ahumado y mármol de dudosa estética para ser sede del gobierno de la República Democrática Alemana y de su parlamento, en un Berlín dividido en dos por el famoso muro.

Con la caída del muro de Berlín en diciembre de 1989 y la desaparición de la RDA, operándose la reunificación alemana (1990) bajo la batuta del canciller Helmut Kohl, el palacio de la RDA es abatido por insalubre. Ya en 2002, el Bundestag había votado a favor del proyecto Humboldt Forum, que perseguía la idea de reconstruir el desaparecido palacio real. Su coste se cifra entre 500 y 800 millones de €uros, siendo su financiación en gran parte privada. Pero, desde el estallido de la crisis financiera global (2008), las obras han sido interrumpidas hasta 2014.

 

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