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jueves, 18 de octubre de 2012

Anécdotas Históricas -200-



Yendo de camino a España para cumplir con una misión diplomática, el carruaje del Duque de Roquelaure pasó por la ciudad de Lyon. Cuando viajaba, el mariscal-duque solía hundir sobre su testa un gran sombrero de ala ancha y envolverse en una vieja capa arrugada, lo que le daba un aspecto de lo más ordinario, teniendo en cuenta su poco atractivo rostro y su rolliza silueta. Pues bien, volviendo a su paso por Lyon, su coche pasó justo por delante del palacio arzobispal frente al cual subía, también en carruaje, el arzobispo de la ciudad. El prelado, al verle, y ávido de noticias frescas, lo interpeló pensando que se trataba de un correo procedente de París:

-"¡Hola!¡Eh, Eh!¡Correo!¡Amigo mío!¡Párate!"

Un poco sorprendido, el duque manda parar a su cochero y consiente atenderle.

-"Correo, ¿de dónde vienes?¿Qué novedades traes?"

-"De París; guisantes verdes.", contesta lacónicamente el duque.

Sorprendido por la respuesta, el arzobispo vuelve a preguntar:

-"¿Qué se decía en París, amigo mío, cuando partiste?"

-"La misa Vespertina."

-"¡Ah,...! pero, ¿cómo te llaman?"

-"Unos me llaman: ¡Hola, Eh!, otros: ¡Eh, amigo mío!; pero yo, que me conozco mejor que nadie, me llamo el Duque de Roquelaure. ¡En marcha cochero!"

Anécdota de: Antoine Gaston, IIº Duque de Roquelaure, Mariscal & Par de Francia, Marqués de Lavardens y de Biran, Conde d'Astarac (1656-1738). 

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