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jueves, 4 de agosto de 2011

VICIOS, LOCURAS, MANÍAS & ENFERMEDADES REGIAS -16-



Felipe II de Austria (1527-1598), Rey de las Españas entre 1556 y 1598 -entre otras posesiones diseminadas por los continentes entonces conocidos- ha contribuído en gran medida a que la posteridad le mirase como un ser enigmático y secreto, ya que siempre prohibió que se escribiera una biografía suya estando él en vida y, poco antes de su muerte, ordenó que se quemase toda su correspondencia, que debió ser extraordinariamente voluminosa dado su perfil de monarca burócrata.

El sucesor del gran rey-emperador Carlos I-V, siempre padeció de un cierto complejo de inferioridad al compararse a su padre en muchos aspectos. Pero, más allá de sus complejos y de su timidez, el tercer Austria Español fue víctima de un ennegrecimiento despiadado por parte de sus enemigos, y éstos tuvieron tanto éxito al difundir toda suerte de calumnias sobre el regio personaje que, aún ahora, cuesta deshilachar la leyenda negra que le ha servido de mortaja a ojos de la posteridad durante la friolera de cuatrocientos años.

Elegante a la par que austero, con un físico varonil y distinguido, pulcro, de carácter taciturno, aplicado, prudente, sosegado, constante, cariñoso con su prole, cortés, fue un trabajador incansable que sufrió tempranamente de una salud delicada a nivel estomacal y en la madurez de la gota. Con el peso de los años y el cúmulo de las contrariedades y los sin sabores del ejercicio del poder, se volvió sombrío dando la imagen de un monarca marmóreo, frío e insensible. Curioso de arquitectura, de ciencias, de música y de arte, queda como el creador del palacio-monasterio de San Lorenzo de El Escorial, obra magna de su reinado.



Retrato del rey Felipe II de España y de Portugal en 1597, según Juan Pantoja de La Cruz.

En la última década de su largo reinado de cuarenta y dos años, Felipe II se vio aquejado por diversos males: postrado en cama por culpa de una gota que le convirtió en un impedido, perdió la movilidad del brazo y mano derecha, puede que por culpa de la artrosis; también le aquejaron diversas fiebres y la hidropesía. Se sabe que su agonía duró nada menos que cincuenta y tres días, un duro trance hasta la muerte con sufrimientos inimaginables pero, lo que pocos saben es que el rey falleció a consecuencia de una pitiriasis -según se deduce-, unida a una infestación masiva de piojos, y que se reconoce por una erupción cutánea de tipo fúngica o viral.

  

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