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miércoles, 13 de julio de 2011

HISTORIA DE LA ORDEN DEL BAÑO

LA MUY NOBLE ORDEN DEL BAÑO




Inspirada de una tradición medieval

La Muy Honorable Orden del Baño británica se inspira básicamente de la costumbre medieval en la que los hombres, en vísperas de ser armados caballeros por el rey para el día del Pentecostés, tenían que observar un riguroso ritual: bañarse (símbolo de purificación como lo es el Bautismo) y velar toda la noche, de rodillas o de pie, rezando en una iglesia ("Velada de Armas"). A la mañana siguiente, tras 8 horas en vela, los futuros caballeros oían una misa al alba antes de comer todos juntos. Luego tenía lugar la ceremonia de armamento del caballero en la cual el padre del postulante fijaba en sus pies las espuelas, tras ayudarle a vestirse. Ya listo, el rey le ceñía la espada al costado y le daba un golpe en la nuca conminándole a honrar a su señor, ser bueno con los pobres y amar a Dios. Después de la ceremonia, el caballero pasaba su prueba de fuego en el torneo, durante el cual demostraba sus dotes a lomos de un corcel. Al caer la noche, se pasaba a festejar a los nuevos caballeros con un banquete y un baile.



La primera mención que se hace de ese ritual en Inglaterra, en un documento oficial referente a la Orden de los Caballeros del Baño, data del año 1128, y habla de Geoffroy Plantagenet, Conde de Anjou, al ser armado caballero a la edad de 15 años.

En 1306, se registran 300 caballeros armados en una sola mañana. Se sabe que en el momento de su coronación en 1413, el rey Enrique V de Inglaterra nombró a 50 caballeros. Las distintas dinastías que se sucedieron en Inglaterra siguieron observando esa tradición, y manteniendo la Orden del Baño como la única congregación con sus viejos ideales caballerescos. Con la llegada del 1er monarca Estuardo (Stuart) al trono de Inglaterra, Jacobo I, se siguió observando la tradicional presencia de los caballeros de la Orden del Baño en la ceremonia de coronación, junto con la de los miembros de la Orden de la Jarretera, aunque esta última se había convertido en la congregación de 1er orden en importancia en el reino. Se sabe igualmente que Carlos I nombró varios caballeros de la Orden del Baño al subir al trono, como Sir Thomas Wharton, cuyo retrato fue pintado por Van Dyck, y en el cual ostenta la banda roja de dicha orden.

Retrato de Sir Thomas Wharton, Caballero de la Orden del Baño, según Van Dyck en 1639.


Retrato de Carlos II, Rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda (1630-1685).


Pese a la Revolución Inglesa de 1649 y al consecuente aniquilamiento de las ordenes de caballería, al subir nuevamente al trono Carlos II en 1660, mandó a su joyero que se ejecutaran 75 medallas de la Orden del Baño para los caballeros llamados a su coronación en Westminster. En 1685, Jacobo II los volvió a llamar a su lado en el momento crítico de su ascensión al trono británico, pero "La Gloriosa Revolución" de 1688 le destronó y la orden cayó en el olvido bajo los reinados sucesivos de Guillermo III, María II y Ana I, que dieron ostentosa prioridad a los caballeros de la Jarretera. Pese a estar en el exilio, Jacobo II y sus herederos, actuando como legitimos soberanos, siguieron concediendo la orden a los caballeros leales a su causa (Jacobitas), del mismo modo en que concedían las condecoraciones de la Jarretera.

Jorge I recrea la Real Orden del Baño


Retrato de Jorge I, Rey de Gran-Bretaña e Irlanda y Elector de Hannover (1660-1727).

Treinta y siete años después de que cayera en desuso, es un monarca extranjero oriundo de Alemania, Jorge I (1660-1727), Elector de Hannover desde 1698 y rey de Gran-Bretaña desde 1714 (sucediendo así a la última soberana Estuardo anglicana, Ana I), quien recupera del "baúl de los recuerdos" la polvorienta Orden del Baño, eso si, dándole un cuño muy personal y nuevo. Teniendo en cuenta el especial cariño que le concede un alemán a la nobilísima tradición caballeresca, era de esperar que Jorge I le diera un segundo soplo de vida recreándola a su gusto y antojo. Para tal fin redacta nuevos estatutos en 1725, y deja patente que la orden es puramente militar, concediéndose únicamente a aquellas personas cuyo valor se ha demostrado con creces en el calor del combate. Reduce el número de caballeros a 36 y determina con precisión tipicamente germana cómo han de vestir los nominados durante las ceremonias anuales. Escoge además el lugar idóneo: la hermosísima capilla en estilo gótico tardío de Enrique VII, anexa a la Real Abadía Londinense de Westminster. El pulcro y detallista pintor Canaletto nos dejó una preciosa imagen del ordenado desfile de los caballeros de la Orden del Baño saliendo de Westminster, en sus espléndidos ropajes blancos y rojos.

Procesión de los Caballeros de la Orden del Baño en la Abadía de Westminster, Londres 1749, según Canaletto.


El diseño de la placa (o estrella) y del collar son originales, aunque haya respetado la tradicional banda de color rojo que ha de cruzar el torso del caballero desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda, y que data de la época de los Estuardo. El lema de la orden sigue siendo la misma: "Tria Juncta in Uno".


Banda, gran cruz y medallón de la Orden del Baño civil.


Ceremonia Capitular de los Caballeros de la Orden del Baño en la Capilla de Enrique VII, en la Abadía de Westminster en 1813.


Retrato de Sir William Hamilton (1730-1803), Embajador de Gran-Bretaña en la corte de Nápoles, con el hábito de Caballero de la Orden del Baño.

Los sucesores de Jorge I, siguieron manteniendo en su aureola de prestigio la Orden del Baño, concediéndola a eminentes militares británicos de la talla de Charles Cornwallis, 1er Marqués de Cornwallis o Sir Jeffrey Amherst, 1er Barón Amherst. En 1815, el Príncipe de Gales (futuro Jorge IV en 1820), regente en nombre de su padre Jorge III, dispuso que la Orden del Baño también se concediera a civiles por leales servicios prestados al país.

La reina Elizabeth II de Gran-Bretaña con el hábito de la Orden del Baño, en Westminster.


En la actualidad, la reina Elizabeth II concedió la Gran Maestría a su heredero el Príncipe de Gales, y abriendo la orden al sexo femenino desde 1987. Desde entonces se contabilizan 120 caballeros y damas, 295 comendadores y 1.455 "compañeros" en el seno de dicha orden. Sus miembros tienen la obligación, como en el caso de los caballeros de la Orden de la Jarretera, de firmar su nombre y apellidos añadiendo las iniciales "K.B." (abreviación de Knight of the Bath = Caballero del Baño).

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