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miércoles, 30 de marzo de 2011

LORD BEAUCHAMP: un escándalo amordazado -2-


Los Trapos Sucios de Lord Beauchamp



Aunque era vox populi en algunos cenáculos de la alta sociedad británica que Lord Beauchamp tenía más interés en el sexo masculino que en el femenino, éste mantenía las apariencias y, públicamente, jamás se les ocurrió a sus rivales políticos utilizar los chismorreos de salón para desacreditarle y, de paso, dar una mortal estocada al Partido Liberal. Convenientemente casado con una gran dama de muy buena familia, tan buena y honorable como la suya, Lord Beauchamp era entonces para los ingleses de a pie un respetable padre de familia con una numerosa prole compuesta por cuatro hijas y tres hijos, que disponía de una gran fortuna, que poseía varias mansiones y fincas señoriales y ostentaba importantísimos cargos públicos y cortesanos. Pero la realidad era otra o, mejor dicho, había algo más que era menester acallar, esconder: Lord Beauchamp era como Oscar Wilde, como Lord Rosebery, como Lord Alfred Douglas,... y ser de este modo era entonces severamente castigado por las leyes inglesas. Para hacerse una idea de lo que era entonces la opresiva sociedad británica de finales del s. XIX y principios del XX, con su esplendorosa Era Victoriana y su exigua Era Eduardiana, uno tiene que leer la biografía de Oscar Wilde, visionar películas como "Maurice" o series como "Downton Abbey".

 
Fotografía de la mansión de Madresfield Court, cerca de Malvern, Worcestershire.

Lejos de las miradas indiscretas de la capital, Lord Beauchamp daba rienda suelta a su sexualidad en la campiña inglesa. Sus fines de semana los pasaba en buena compañía masculina, fuese en su mansión solariega de Madresfield Court o en su otra residencia de Walmer Castle. En su cama era, de hecho, extremadamente democrático: sus "partners" solían ser desde sus propios sirvientes hasta sus invitados ocasionales, miembros de la élite de entonces, sin desdeñar a los lugareños, fuesen simples obreros o campesinos. Mientras fueran apuestos y compartieran sus gustos sexuales, la condición social poco importaba.


Fue a raíz de un viaje de Lord Beauchamp a Australia en 1930, en compañía de Robert Bernays, miembro de su mismo partido, cuando se supo comúnmente en la sociedad londinense que ambos eran, en realidad, amantes. El escándalo estaba servido... y el cuñado del conde, el duque de Westminster, no faltó en soplar los detalles del sucio "affaire" al rey Jorge V y a la reina Mary, en la secreta esperanza de hundir así al Partido Liberal a través de Lord Beauchamp y porque, a nivel personal, le tenía en aversión y, por qué no decirlo... envidia. Las revelaciones del duque sentaron como un bombazo en Buckingham Palace; Jorge V llegó incluso a murmurar: "Y yo que pensaba que los hombres así se pegaban un tiro..."

 
Fotografía de Jorge V y de Mary de Teck, Reyes de Gran-Bretaña e Irlanda, el día de su coronación (1911).

Lady Beauchamp recibió dichas revelaciones como un jarro de agua fría. Ni por asomo habría sospechado de la doble vida de su esposo y toda esa repugnante historia de trasalcoba puntualmente contada por su hermano no hizo más que confundirla. Todas las juergas campestres, los encuentros sexuales, las fiestas subidas de tono de Lord Beauchamp con sus invitados masculinos en Madresfield Court habían sido documentadas hasta en el más insignificante detalle por los "detectives" a sueldo del asqueroso cuñado; listas de nombres que comprometían a muchas personas de altísimo rango, fechas,... aquello habría sido un festín para un tribunal londinense y, como no, para la prensa británica! Desde luego, el duque de Westminster no había destapado el pastel para hacerle un favor a su hermana y abrirle los ojos; lo había hecho por su visceral animadversión hacia su cuñado y porque pretendía aprovecharse políticamente de su caída, pensando que con él arrastraría a todo el Partido Liberal. El gesto define muy bien su catadura moral, asi que huelgan más calificativos.


Retrato oficial del rey Jorge V de Gran-Bretaña (1865-1936), en Gran Maestre de la Orden de la Jarretera, según R. Jack en 1926.

Horrorizados los reyes por la posibilidad de que saltase a la calle semejante escándalo y salpicase a la familia real, más teniendo en cuenta que dos de sus hijos -los príncipes Henry y George de Gran-Bretaña (1)- habían sido repetidas veces los distinguidos huéspedes de Lord Beauchamp en Madresfield Court y que, para colmo, el último andaba en estrecha relación con una de las hijas de su anfitrión ocasional, Lady Mary Lygon, Jorge V tomó cartas en el asunto más veloz que un rayo. Tras la bronca de rigor a sus dos retoños, el rey exigió que George interrumpiera de inmediato su relación con Lady Mary Lygon. El segundo paso fue llamar a palacio a Lord Beauchamp y exponerle su resolución a la vista de todas las pruebas reunidas contra él por el duque de Westminster: que se retirara del escenario político, que dimitiera de todos sus cargos, que se separara (sin divorcio formal) de su esposa Lady Lettice y abandonase el país inventándose cualquier pretexto creíble. Era menester evitar a toda costa el escándalo y, sobretodo, que Lord Beauchamp fuese públicamente denunciado por su cuñado (en cuyo poder obraban las pruebas incriminatorias de su homosexualidad) y pasara por un vergonzoso juicio de consecuencias más que previsibles...(2).

Lord Beauchamp rehusó en primera instancia pasar por el aro pero, poco después e imaginando la presión psicológica que se ejerció sobre él, tuvo que doblegarse ante las exigencias de Jorge V dimitiendo de sus cargos excepto al de Lord Guardián de los Cinco Puertos. Y puesto que no quería proceder a una separación amigable con su esposa, ésta obtuvo sin dificultades un divorcio en toda regla. Amenazó con suicidarse pero, finalmente, no cumplió con su amenaza y tuvo que hacer sus maletas para abandonar Inglaterra y trasladarse a París ante la posibilidad de verse procesado. La historia había felizmente acabado para todos, sin provocar apenas olas, gracias a la auto-immolación del conde de Beauchamp.

 
Fotografía de la familia de Lord y Lady Beauchamp al completo, en los jardines de su residencia de verano de Walmer Castle, Kent.

Epílogo


Divorciada la ex-condesa de Beauchamp, Lady Lettice Grosvenor vivió alejada de sus hijos convirtiéndose en una extraña para ellos. Tan solo su benjamín, el Honorable Richard Lygon (1916-1970), familiarmente apodado Dickie, estuvo en buena relación con ella. De hecho, sus otros seis hijos nunca le perdonaron que se divorciara de su padre y se dejase manejar por su hermano el duque de Westminster. Condenada al ostracismo por parte de su familia, obligada a vivir bajo la férula de su dominante hermano, llevó una existencia lamentable y triste, siempre enferma y psicológicamente hundida. Fallecería prematuramente a la edad de 59 años, tan solo cinco años después de su divorcio (1936), sin haber conseguido reconciliarse con sus hijos.

 
El 7º Conde Beauchamp junto a su hijo mayor William, Lord Elmeley, y futuro 8º conde.

En cuanto al Muy Honorable William Lygon, 7º conde de Beauchamp, dejó el continente europeo para cruzar el charco e instalarse en la costa Este de los Estados Unidos, ante el inminente conflicto que se avecinaba. Moriría al poco de cáncer a la edad de 66 años, en Nueva York, el 14 de noviembre de 1938. Su título recayó naturalmente en su hijo primogénito William (1903-1979), a la sazón Vizconde Elmeley, como 8º y último conde de Beauchamp puesto que éste no tuvo hijos de su esposa Mona, nacida Else Schiewe (muerta en 1989).


 

Su segundo hijo, el Honorable Hugh Patrick Lygon (1904-1936), que también era gay como su padre, murió de cirrosis en la localidad bávara de Rothenburg un 19 de agosto de 1936. Tan solo tenía 21 años. Su amigo el escritor Evelyn Waugh, autor de la novela Brideshead Revisited (Retorno a Brideshead), se inspiró en él para crear el personaje de Lord Sebastian Flyte.


Su hija Lady Lettice Lygon (1906-1973), había casado en 1930 con Sir Richard Charles Geers Cotterell, 5º Baronet, y tuvo hijos; se divorciaron en 1958.

La segunda, Lady Sibell Lygon (1907-2005), casaría en 1939 con Michael Rowley, sobrino de su tío materno el 2º Duque de Westminster, descubriendo al poco que éste ya estaba casado. El claro caso de bigamia fue finalmente resuelto en 1949, al pronunciarse legalmente su unión.

Lady Mary "Maimie" Lygon (1910-1982), la que estuvo sentimentalmente relacionada con el príncipe George, duque de Kent, casó finalmente en 1937 con el príncipe Vsevolod Ivanovich de Rusia, pero el matrimonio se tradujo prontamente en un divorcio.

La última hija, Lady Dorothy Lygon (1912-2001), permaneció soltera hasta que, a la edad de 73 años, contrajo matrimonio con Robert Heber-Percy de Faringdon (1985), separándose poco después.

En cuanto al benjamín de la familia, el Honorable Richard "Dickie" Edward Lygon (1916-1970), éste se casó en 1939 con Patricia Janet Norman; la hija de ambos, Rosalind Lygon (n.1946), actualmente Lady Morrison, acabó por heredar la finca y mansión ancestral de Madresfield Court en 1979.

 
Madresfield Court: fotografía del gran salón-recibidor de la mansión de los condes Beauchamp.

(1)_El Príncipe Henry de Gran-Bretaña (1900-1974) fue Duque de Gloucester, y su hermano el Príncipe George (1902-1942) fue Duque de Kent; este último tenía fama de bisexual y acabó casándose con la princesa Marina de Grecia.


(2)_La homosexualidad era entonces castigada por las leyes inglesas con penas de cárcel y trabajos forzados hasta bien entrado el siglo XX.

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